La pandemia de COVID-19 llevó a millones de personas a realizar sus primeras videollamadas o sus primeras compras en línea, lo cual promovió la digitalización de diversos sectores e industrias que adaptaron sus procesos y operaciones al confinamiento.
Antes de la crisis sanitaria, la tecnología de la realidad aumentada comenzaba a popularizarse gracias a aplicaciones como Pókemon Go, mientras que en el campo de la medicina se iba perfeccionando como una herramienta para cirugías precisas. Recientemente, gracias a la realidad virtual, se pudo concretar una compleja cirugía para separar a dos gemelos que nacieron con las cabezas unidas, en Brasil.
Aunque este acelerado proceso de digitalización se vivió en la mayor parte del mundo, aún existen muchos retos que superar antes de que la humanidad pueda experimentar las grandes fantasías que el cine de ficción nos ha hecho soñar, y que cada vez parecen más cercanas.
El miedo al cambio
A pesar de que en los últimos años la tecnología se ha metido cada vez más a nuestra vida cotidiana, el miedo a que se convierta en un factor de reemplazo de mano de obra sigue latente en los trabajadores, apunta en entrevista para Sputnik Miguel Barrera, responsable comercial para Latinoamérica de Sightcall.
Sightcall tiene presencia en Europa, América y África, en zonas donde trabaja con diferentes empresas que buscan hacer más eficientes sus recursos a través de la digitalización, la cual puede ir desde una aplicación que se pueda instalar en el celular hasta el uso de tecnología de realidad aumentada y realidad virtual.
A lo largo de 14 años, la compañía ha trabajado con empresas como Exxon Mobile, Siemens, Toyota, Ford y Airbus. En ese tiempo, han notado que la digitalización en realidad fue impulsada desde hace muchos años, pero tuvo su apogeo con la crisis sanitaria por el coronavirus. Tan sólo en 2020, Sightcall registró un crecimiento del 400%.
«Las empresas siempre quisieron cerrar esta brecha digital, los usuarios éramos los que nos negábamos; sin embargo, la pandemia obligó a las personas a adaptarse a esas tecnologías», opina el directivo.
El acceso a la tecnología: un mundo desigual
Pese al gran avance tecnológico que cerró la brecha digital, aún existen notables diferencias en el acceso a las tecnologías. Según datos de la Asociación Internet Mx, mientras que en Latinoamérica el 68,9% de la población tiene acceso a internet, en zonas como Norteamérica el alcance es del 94,6%, mientras que en África es menor al 40%.
No obstante, el representante de Sightcall reconoce que muchos clientes, a pesar de tener acceso a tecnologías de realidad aumentada (AR) y realidad virtual (VR), tampoco están del todo enterados de todas las posibilidades que la tecnología puede ofrecer, pues muchas veces piden soluciones ineficientes o que incluso todavía no se desarrollan.
Por ejemplo, algunos insisten en usar lentes de realidad virtual para analizar productos o tecnología de realidad aumentada para ver maquetas cuando esos procesos se pueden realizar con un celular. Si bien en algunos casos es factible, en otros resulta incluso contraproducente a los objetivos de la modernización: reducción de costos y eficiencia en los procesos, dice.
«Hay que aterrizar a los clientes, decirle: ‘Usted quiere lo que vio en una película que todavía no existe, le podemos ofrecer esta solución que sí existe y resuelve el mismo problema'», comenta Miguel Barrera.
Barrera considera que esta situación es palpable en zonas como América Latina y África, donde «las empresas aún no saben lo que no saben. Tienen una necesidad, quieren digitalizar sus procesos, quieren ser más eficientes, quieren ahorrar costos, pero no saben cómo».
El factor humano
El trabajo de implementación de un sistema digital, el cual puede ir desde monitoreo de producción, asesorías, guía y supervisión de profesionales especializados a distancia, hasta los servicios de atención a cliente, pueden tardar cerca de tres semanas para empresas como Sightcall. Sin embargo, el proceso de implementación, es decir, la capacitación de los trabajadores y la puesta en marcha de los nuevos procesos, puede demorar hasta seis meses.
Un ejemplo claro del problema para adaptar procesos análogos a digitales se aprecia también en el sector educativo, el cual, durante la pandemia, se vio obligado a llevar un modelo completamente a distancia, pese a la falta de capacitación de maestros.
En países como México, sólo el 40% de los maestros tiene la oportunidad de utilizar una aplicación inteligente o hacer una videoconferencia, de acuerdo con un estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Digitalización en crecimiento
Si bien la brecha generacional también puede ser un factor (en el caso de Sightcall han notado que las personas menores de 40 años se adaptan mejor a la digitalización), se trata de una tendencia que va al alza en prácticamente todos los sectores.
De acuerdo con la consultora Gartner, la inversión en tecnología para modernizar las áreas de trabajo crecerá un 3% durante el 2022 y sumarán más de 4.500 millones de dólares. Para 2023 estima que la inversión crecerá 6,1% y alcance los 4.800 millones de dólares.
Los rubros que se espera tengan el mayor crecimiento en los próximos años, según Gartner, son la creación de sistemas de centros de datos, la inversión en software y la gestión de servicios.
El proceso para digitalizar una empresa también se enfrenta al miedo que tienen las personas a perder su información porque creen que, al igual que pasa con las redes sociales, que su información se perderá; sin embargo, al tratarse de procesos internos, empresas como Sightcall no tienen acceso a la información de la empresa, sólo la conectan y la sistematizan.
Fuente: https://n9.cl/bc56b